La creación de diseños antiguos y tradicionales con esta técnica se produce mediante un proceso que se origina hace unos 2000 años en la India y que requiere compromiso, precisión y calma.
El proceso es largo, pero también sumamente fascinante: los tejidos se sumergen en agua durante 48 horas para eliminar el almidón contenido en las fibras. Por lo general, las telas se lavan en los ríos y luego se golpean sobre piedras, para dejarlas suaves y listas para secarse al sol.
La herramienta indispensable es la matriz, es decir, el bloque de madera tallado con precisión y refinamiento , que será la herramienta principal para la impresión. La peculiaridad de estos bloques es que cada color debe tener uno aparte, y los detalles suelen quedar siempre al final del grabado. Si se comete incluso un pequeño error en el tallado, a menudo hay que tirar el bloque, por lo que la concentración de los artesanos es realmente máxima.
En la fase de impresión las telas se extienden sobre largas mesas, los bloques bañados en color e impresos a mano sobre las telas , haciéndolos coincidir y repetirse casi a la perfección, sin cometer jamás errores. De hecho, ¡un error puede ser fatal para el producto final! Si la impresión requiere dos colores, se suele hacer el primero, se deja secar y luego se aplica el segundo bloque.
Impresión completada las telas se secan y luego se cortan y cosen según las necesidades . Cada tejido es único, los pequeños defectos hacen que estos productos sean de gran valor y los enriquecen con artesanía, por lo tanto con particularidad.