El término música gitana hace referencia a toda la gama musical de este pueblo a partir del cual, a lo largo de los siglos, se han desarrollado dos géneros importantes: el flamenco y el gipsy jazz francés o jazz manouche (el de las bandas gitanas).
La música es un aspecto fundamental de la cultura gitana: es ante todo un medio de transmisión de valores y tradiciones, se basa en la improvisación y se transmite de padres a hijos.
Trabajando extensamente como comerciantes y artistas en muchos lugares, se hicieron conocidos como músicos y las grandes distancias que viajaron introdujeron una multitud de influencias. De hecho, es difícil definir los parámetros de un estilo musical gitano único, ya que existen muchas diferencias en las estructuras melódicas, armónicas, rítmicas y formales de una región a otra.
Esta música folclórica en particular es principalmente vocal y consta de canciones lentas y quejumbrosas y melodías rápidas que pueden ir acompañadas de baile. La ejecución de instrumentos suele ir acompañada de ruidos de lengua, palmadas, sonidos de cucharas de madera y otras técnicas.
La rica variedad de las diferentes vertientes musicales de los gitanos se reúne una vez al año en Saint Marie de la Mer, patrona de los gitanos, para celebrar y festejar juntos tocando y cantando día y noche. Durante una semana entera, en las calles de este pueblo de Camarga se pueden escuchar violines gitanos, rumbes flamencos, canciones balcánicas y melodías de jazz gitano.
El músico más influyente es sin duda Django Reinhardt, quien a pesar de un accidente en su juventud que le costó la pérdida de dos dedos de su mano izquierda, desarrolló una técnica de guitarra revolucionaria que lo convirtió en el mejor intérprete del Jazz Manuche.
A raíz de su talento se formaron muchos grupos, entre ellos Gipsy Kings y Goran Bregovic.