La flor de la vida

La Flor de la Vida se deriva de la geometría sagrada: es decir, el estudio de la relación entre los equilibrios y las formas del microcosmos y el macrocosmos, en un eficaz lenguaje simbólico que compone y retrata la forma de vida misma. La figura representa un círculo dentro del cual hay múltiples círculos superpuestos dispuestos en una simetría hexagonal. Gracias a sus divinas proporciones, la Flor de la Vida encarna una energía natural, en una especie de conjunción entre matemáticas y espíritu que es la base del universo. De hecho, en esta estructura geométrica se pueden encontrar todas las formas del universo, desde los átomos hasta las galaxias.

La Flor de la Vida encarna la perfección y es símbolo de equilibrio, armonía, renacimiento y protección.

La Flor de la Vida es capaz de representar y explicar la estructura misma de la vida, el acto de la creación y el concepto universal del todo. Todo está conectado dentro de este esquema.

Contiene todas las frecuencias primarias, desde la luz hasta el sonido, y es posible utilizarla para purificar lo que nos rodea.